A raíz de una noticia reciente se ha originado aquí una discusión indirectamente relacionada (aunque me pregunto cómo en este contexto podría no ser directamente relacionado) sobre la tarjeta inteligente para el transporte público. Ya lo he mencionado anteriormente, pero no sería de más volver al tema, porque los planes adquieren cada vez una forma definitiva (hace poco recibí una carta al respecto de NS [la compañía -privatizada- para el transporte férreo neerlandés] en tono de júbilo). Hay por lo menos tres razones para no tener confianza en esta tarjeta:
1. Todo lo que tiene el soporte de los partidos PvdA y/o CDA (sea o no con la colaboración del VVD, como bajo el régimen de Wim Kok, o con la mini-colaboración de la CU) ha de ser analizado muy a fondo antes de que tan siquiera podríamos pensar que lo que dicen vale más que las promesas de un paraíso después de la muerte.
Entretanto todos sabemos cuánto valen las historietas de los políticos. Zalm y Balk nos prometieron un progreso fantástico en el desarrollo económico, pero hoy leí en el Metro que "Bruselas" [¿la Comisión Europea?] echó una bronca a los Países Bajos porque en un período económicamente favorable el déficit presupuestario neerlandés está creciendo.
El PvdA nos prometió (antes de las recientes elecciones) una investigación de la participación neerlandesa a las guerras bushianas, pero esa promesa se tapó muy rápidamente, porque Wouter Bos sobre todo quería participar en el gobierno, aunque antes de las elecciones nos había prometido que nunca serviría bajo Balkenende. El programa de gobierno nos prometió libros de texto gratis para los alumnos de las escuelas secundarias, pero esta promesa tampoco se va a realizar a corto plazo.
2. La tarjeta inteligente para el transporte público es un recurso ideal para timarnos. Antes de cada trayecto se registra cuándo subimos a un andén (de tren o metro, al menos en Amsterdam, donde ya se instalaron los lectores) o cuando subimos a un autobús o tranvía; y cuando bajamos del tranvia o autobús, o salimos del andén. Se calcula la distancia entre las dos registraciones y se descuenta su precio de nuestro saldo.
En primer lugar no tengo ninguna confianza en que no se aumenten los precios automáticamente con p.e. el 10%, porque no hay ninguna posibilidad de controlarlos, lo que sí se puede con los billetes de ahora.
Pero además se nos sablea doblemente. Probablemente ya no serán posibles los billetes de ida y vuelta, porque con ellos el sistema (ya destartalado por sí) se haría aún menos fiable. En lugar de un billete de ida y vuelta para un viaje de p.e. Abcoude a Enkhuizen (€ 20,90), tendría que pagar dos viajes de ida (2 x € 11,40 = € 22,80). El timo siguiente consiste en que para este viaje tendría que cambiar de un andén a otro en Amsterdam, lo que lleva al siguiente guión: Abcoude - Amsterdam CS - € 3,10; escalera abajo y escalera arriba al otro andén: Amsterdam CS - Enkhuizen - € 9,40. En total un viaje de ida sólo de Abcoude- Enkhuizen me costaría € 12,50; un viaje de ida y vuelta me costaría pues € 25,00, mientras que hoy este viaje de ida y vuelta me costaría € 20,90. (Tarifas según la web de NS - verificadas hace unos minutos).
3. En teoría podremos viajar anónimos con la tarjeta inteligente, pero entonces los billetes nos costarán más aún.
Aunque... ¿anónimos? Si pagas esa tarjeta anónima con la tarjeta de tu banco, no les costará ningún esfuerzo conectar el número de la tarjeta anónima con el de tu tarjeta de banco, que no es anónima. De este modo te pueden seguir por donde vayas con tu tarjeta inteligente. Sólo hace falta que viajes unas veces a ciudades (p.e. para una feria de libros, una boda, una reunión de tu sindicato o un festival de cine), donde también tienen lugar actividades que se el régimen relaciona con el terrorismo, y ya te sospechan de ser terrorista - y está claro que eso justificará que te espíen de más cerca.
Sin embargo no nos dejemos paranoidificar, porque también sin la tarjeta para el transporte público no somos anónimos (¡aunque sí menos timables!). También nuestros teléfonos móviles transmiten señales, por lo que se puede saber donde nos encontramos; la matrícula de tu coche o motocicleta está registrada, si pagas con una tarjeta de crédito o bancaria, se sabe donde estás y si lees tu correo electrónico en un "Internet Café"... también se puede verificar donde estás.
Desde hace mucho el Gran Hermano está controlando toda nuestra sociedad, y lo único nuevo que se le añade la tarjeta inteligente del transporte público es que ahora se nos puede robar y timar sin límite. Ya sólo eso es más que suficiente razón para combatirla. Peor no pensemos que podremos viajar incontrolados por los Países Bajos (o en la Unión Europea) si no se introduce esa tarjeta.
A propósito... ¿cómo son de sensibles esos lectores de tarjeta? Imagínate que trabajo en el centro de Amsterdam y vivo en Purmerend. Como llevo todo el día en la oficina, viajo cada día en bicicleta (conozco a varias personas que lo hacen). Para acortar un poco el camino paso -a pie- por la estación central de NS, lo que también hacen muchos. Así paso de muy cerca varios lectores de tarjetas (están en el pasillo central a las entradas de los andenes). Continuo el viaje pedaleando a Purmerend. Allí, pegado al carril para bicis, hay una parada de autobús, donde se paran autobuses de varias líneas. Es pues muy posible que en el momento que paso por allí hay un autobús parado con la puerta abierta. ¿Es posible que los lectores de la estación de Amsterdam y del autobús lean mi tarjeta inteligente y que me descuenten un viaje que no he hecho?
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