lunes, diciembre 28, 2009

Arend-Jan Boekestijn era mi héroe - pero sólo para nos pocos momentos...

Es que, la verdad, merece respeto no atenerse a unas normas ridículas del pasado feudal, como que no se puede mencionar lo que -de oficio- se comenta con una señora, que cobra muchísimo dinero de nuestros bolsillos para firmar documentos como jefe de estado y que dos veces al año lee un texto: una vez (en septiembre) de la pluma del primer ministro de turno y otra vez (a finales de diciembre) de su propia inspiración. Ese discurso personal siempre se basa en su superstición bíblica y unos lugares comunes como el amor al prójima y la solidaridad...

Su Real Bea había indicado en la conversación en cuestión, según Boekestijn, que no le gustaba el modo en que se debatía en el Parlamento, algo que -a mi parecer- necesitaría saber el pueblo neerlandés. Lamentablemente no debería haberlo dicho Boekestijn, se disculpó enseguida y abandonó el Parlamento - con lo que dejó de ser mi héroe. (NRC, 18 de noviembre de 2009).

Ya en una ocasión anterior le había sentado muy mal a Beatrix que un comentario suyo (del 27 de noviembre de 1999) sobre la prensa neerlandesa (en la que, según ella, "reina la mentira") se hizo público (véase el NRC del 29 de noviembre de 1999). Véase también mi artículo ¿Quién es más elevado? ¿Dios o Beatrix? del 30 de noviembre de 1999.

Urge mucho que se acaben ya con los secretos y que nos abran los archivos sobre lo que pasa dentro de la monarquía. No puede ser que Bea suelte toda clase de cosas y que los que se sientan atacados por ello, no tengan más remedio que tragar su disgusto. El comentario de que en la prensa neerlandesa "reina la mentira" también lo había 'hecho más o menos por casualidad' (Volkskrant, 30 de noviembre de 2009). Además cada año insulta la inteligencia de los numerosos ateistas neerlandeses y encima este año se permitió un comentario sobre el uso y los usuarios del Internet (Brabants Dagblad de hoy), por el que se ve claramente que dice cosas que no entiende. No es grave que no las entienda, pero en ese caso ¡debería guardar esos temas simplemente para la sobremesa con sus familiares!

Más apertura pues con respeto a todo lo que tiene que ver con la parte constitucional de sus actividades y las de sus antepasados como monarcas formales de los Países Bajos. No puede ser p.e. que un autor amigo (Fasseur) reciba el permiso de consultar ciertos documentos secretos para destilar de ellos un libro que tiene que intentar rehabilitar al padre de Bea, el príncipe Bernhard, mientras que otros históricos sólo pueden basar sus publicaciones en documentos que consiguen localizar más o menos al azar. Y después Fasseur se cree poder permitir la libertad de ofender a esos otros autores. Las incorrecciones "constatadas" por él podrían ser demostradas o negadas, si la WOB ("Ley de Transparencia Administrativa") se aplicara también a los archivos reales - o incluso nos podrían permitir que el libro de Fasseur no es más que una falsificación de la historia.

Más apertura también sobre los trucos financiero de los varios familiares de Bea y sobre las aventuras inmobiliarias del supuesto rey futuro de los Países Bajos, Willem A., y sobre la implicación en ellas del primer ministro Balkenende que nos tomó el pelo al respecto (véase p.e. en Trouw del 21 de noviembre de 2009). Todo eso aparte del hecho de que desde luego es ridículo que Balkenende nos siga repitiendo que "las inversiones privadas de los Oranje pertenecen al dominio privado". Me gustaría saber cómo eso se puede ajustar al hecho de que se realizan estas inversiones privadas con dinero que se ha sacado de los bolsillos de la población neerlandesa. Contemplad, por curiosidad, unas fotos de -como lo llamó el periódico argentino 23con el 28 de julio de este año- "El paraíso donde descansa la princesa Máxima". Y luego meditad unos momentos sobra la invitació de Beatrix a la "solidaridad"...

También más claridad sobre el modo en que fastidiaron (y ridiculizaron) a Edwin de Roy van Zuidewijn Beatrix y Balkenende (y una gran parte de la prensa neerlandesa), para lo cual Beatrix excedió su autoridad al pedir al servicio secreto neerlandés que investigara su aptitud como esposo para su sobrina (véase Een Vandaag del 10 de noviembre de 2009, De Pers del 11 de noviembre de 2009 y NRC/Handelsblad del 18 de noviembre de 2009).

Así también podríamos comprender más sobre la complicidad del príncipe Bernhard al intento de un golpe de estado en Indonesia (mejor dicho: sobre el grado de su complicidad), sobre la que H.F. Veenendaal y J.P.W. Kelder hace poco publicaron un libro muy interesante: ZKH (editorial Gopher B.V. Amsterdam, ISBN 9789051796797).

Y para terminar quisiera citar un párrafo de una columna de Youp van 't Hek (NRC del 21 de noviembre de 2009), de la cual también el resto merece ser leído:
[...]
Desde luego es divertido que ese pijo de Boekestijn sí lo ha hecho [hablar por los codos]. Porque así se oyen las cosas que dice la reina. Mencionó la cultura hype en el Parlamento y que los parlamentarios piden con demasiada facilidad un debate de emergencia. Yo, si fuera un parlamentario elegido democráticamente, enseguida pediría un debate de emergencia al respecto. Le pediría al primer ministro que de inmediato llamara al orden a esta señora. Porque ella está socavando las raíces de la democracia. Ella no tiene porqué meterse con el parlamento. La idea es que el parlamente se meta con el gobierno, o sea con ella. Ella tiene que esperar en silencio hasta que le digamos lo que pensamos de sus acciones y no tiene que ser tan bocazas. Tiene que esperar tranquilamente a ver lo que hace el Parlamento. Eso es lo que es la democracia. ¡Y los debates de emergencia son una parte de ella!
[...]

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