miércoles, mayo 23, 2007

¿Los Países Bajos un hospital psiquiátrico de régimen abierto?

Una banda de cabezas vacías consigue engañar a la población neerlandesa hasta el punto de que 'ganen' las elecciones. En vez de ponerse a gobernar, primero van a descansar 100 días (DICEN que quieren sondear las opiniones de la población, pero a mí no se me ha presentado ninguno de esos corbatas y dos piezas). Se pasean un poco aquí, toman un vaso de algo allí, de vez en cuando dan un apretón de mano y luego no cambia nada. Cualquier político decente (¿o es eso una contradicción in términis?) habría analizado primero, antes de las elecciones, lo que quieren los electores, pero por lo visto eso no hace falta en los Países Bajos. Todo lo que sale en la tele puede contar con el apoyo del consumidor - igual si se trata de boñigas desnaturalizadas que rejuvenecen la piel o algún carísimo yogur que te conviene, si antes de utilizarlo te sientes 'tan pffff'. Y así, por supuesto, también es con esa pandilla insípida, que los venideros meses se tapa el feísimo azul de las sillas de la Segunda Cámara...

Este último lunes la ministra Cramer ha declarado, después de una visita a Philips (la empresa que antes en el programa
Arbeidsvitaminen de la radio pública siempre se denominaba como 'una fábrica de lámparas en el sur del país'), que ella está en favor de una prohibición de la venta de las lámparas incandescentes, porque en su opinión las lámparas compactas fluorescentes (CFL) son mucho mejores para el medio ambiente y 'para el monedero' (Metro de ayer).

Está claro que no hay nada en contra de que se preocupe por el medio ambiente, pero qué sentido tienen estas tonterías, si no se toman medidas contra una amenaza mucho mayor del medio ambiente (el automovilismo) y si p.e. (para limitarme a la iluminación) las autopistas neerlandesas por las noches están tan bien iluminadas que en cualquier punto al lado de estas autopistas uno puede sin esfuerzo leer el periódico, y cuando muchos campos deportivos y aparcamientos tienen una iluminación tan potente que es como si la luna se hubiera convertido en una supernova.

Por supuesto es muy difícil ver una relación, pero es una coincidencia demasiado casual que esta Cramer (¡apellido ominoso, que en un neerlandés anticuado significa 'comerciante'!) haya hecho esta declaración justo después de una visita a Philips, una empresa que muy por casualidad produce lámparas CFL, y que tendría un gran interés en una campaña de publicidad para aumentar las ventas. Y este aspecto cuadra mucho más con la mentalidad neoliberal del PvdA que una conciencia ecológica... Y el monedero mencionado seguramente será el de los accionistas de Philips (¿tendría ella tal vez acciones de Philips? ¿O amigos en la dirección?)

También leí ayer en la misma edición del Metro que algún productor de tapones de oído estaba preocupado por no conseguir convencer a la 'juventud disco' de la utilidad de los tapones de oído. "De todos lados se están señalando los riesgos, pero la juventud todavía se resiste mucho a ponerse algo en las orejas."

Puede que yo sea sencillamente un loco perdido, pero... si es tan arriesgado permanecer en una discoteca sin tapones de oído, ¿por qué no se confecciona una ley que limita al ruido en las discotecas? Entonces el productor de tapones de oído puede dejar de preocuparse por la pérdida de oído entre la 'juventud disco' y además se ahorraría mucha energía, ya que la producción de ese ruido también cuesta unos cuantos kilovatios de electricidad...

Y está claro que los que votan por los partidos y personas que sueltan tantas chorradas (o incluso quieren prestar atención a esas tontadas) son tan tontos como los llamados políticos que por atontados no saben hasta donde pueden ir - o que son tan cínicos que prueban hasta qué punto pueden ir hasta que el electorado se de cuenta de que se le están tomando el pelo...

martes, mayo 08, 2007

Tarjeta inteligente para el transporte público - ¿timo o espionaje?

A raíz de una noticia reciente se ha originado aquí una discusión indirectamente relacionada (aunque me pregunto cómo en este contexto podría no ser directamente relacionado) sobre la tarjeta inteligente para el transporte público. Ya lo he mencionado anteriormente, pero no sería de más volver al tema, porque los planes adquieren cada vez una forma definitiva (hace poco recibí una carta al respecto de NS [la compañía -privatizada- para el transporte férreo neerlandés] en tono de júbilo). Hay por lo menos tres razones para no tener confianza en esta tarjeta:

1. Todo lo que tiene el soporte de los partidos PvdA y/o CDA (sea o no con la colaboración del VVD, como bajo el régimen de Wim Kok, o con la mini-colaboración de la CU) ha de ser analizado muy a fondo antes de que tan siquiera podríamos pensar que lo que dicen vale más que las promesas de un paraíso después de la muerte.

Entretanto todos sabemos cuánto valen las historietas de los políticos. Zalm y Balk nos prometieron un progreso fantástico en el desarrollo económico, pero hoy leí en el Metro que "Bruselas" [¿la Comisión Europea?] echó una bronca a los Países Bajos porque en un período económicamente favorable el déficit presupuestario neerlandés está creciendo.

El PvdA nos prometió (antes de las recientes elecciones) una investigación de la participación neerlandesa a las guerras bushianas, pero esa promesa se tapó muy rápidamente, porque Wouter Bos sobre todo quería participar en el gobierno, aunque antes de las elecciones nos había prometido que nunca serviría bajo Balkenende. El programa de gobierno nos prometió libros de texto gratis para los alumnos de las escuelas secundarias, pero esta promesa tampoco se va a realizar a corto plazo.

2. La tarjeta inteligente para el transporte público es un recurso ideal para timarnos. Antes de cada trayecto se registra cuándo subimos a un andén (de tren o metro, al menos en Amsterdam, donde ya se instalaron los lectores) o cuando subimos a un autobús o tranvía; y cuando bajamos del tranvia o autobús, o salimos del andén. Se calcula la distancia entre las dos registraciones y se descuenta su precio de nuestro saldo.

En primer lugar no tengo ninguna confianza en que no se aumenten los precios automáticamente con p.e. el 10%, porque no hay ninguna posibilidad de controlarlos, lo que sí se puede con los billetes de ahora.

Pero además se nos sablea doblemente. Probablemente ya no serán posibles los billetes de ida y vuelta, porque con ellos el sistema (ya destartalado por sí) se haría aún menos fiable. En lugar de un billete de ida y vuelta para un viaje de p.e. Abcoude a Enkhuizen (€ 20,90), tendría que pagar dos viajes de ida (2 x € 11,40 = € 22,80). El timo siguiente consiste en que para este viaje tendría que cambiar de un andén a otro en Amsterdam, lo que lleva al siguiente guión: Abcoude - Amsterdam CS - € 3,10; escalera abajo y escalera arriba al otro andén: Amsterdam CS - Enkhuizen - € 9,40. En total un viaje de ida sólo de Abcoude- Enkhuizen me costaría € 12,50; un viaje de ida y vuelta me costaría pues € 25,00, mientras que hoy este viaje de ida y vuelta me costaría € 20,90. (Tarifas según la web de NS - verificadas hace unos minutos).

3. En teoría podremos viajar anónimos con la tarjeta inteligente, pero entonces los billetes nos costarán más aún.
Aunque... ¿anónimos? Si pagas esa tarjeta anónima con la tarjeta de tu banco, no les costará ningún esfuerzo conectar el número de la tarjeta anónima con el de tu tarjeta de banco, que no es anónima. De este modo te pueden seguir por donde vayas con tu tarjeta inteligente. Sólo hace falta que viajes unas veces a ciudades (p.e. para una feria de libros, una boda, una reunión de tu sindicato o un festival de cine), donde también tienen lugar actividades que se el régimen relaciona con el terrorismo, y ya te sospechan de ser terrorista - y está claro que eso justificará que te espíen de más cerca.

Sin embargo no nos dejemos paranoidificar, porque también sin la tarjeta para el transporte público no somos anónimos (¡aunque sí menos timables!). También nuestros teléfonos móviles transmiten señales, por lo que se puede saber donde nos encontramos; la matrícula de tu coche o motocicleta está registrada, si pagas con una tarjeta de crédito o bancaria, se sabe donde estás y si lees tu correo electrónico en un "Internet Café"... también se puede verificar donde estás.

Desde hace mucho el Gran Hermano está controlando toda nuestra sociedad, y lo único nuevo que se le añade la tarjeta inteligente del transporte público es que ahora se nos puede robar y timar sin límite. Ya sólo eso es más que suficiente razón para combatirla. Peor no pensemos que podremos viajar incontrolados por los Países Bajos (o en la Unión Europea) si no se introduce esa tarjeta.

A propósito... ¿cómo son de sensibles esos lectores de tarjeta? Imagínate que trabajo en el centro de Amsterdam y vivo en Purmerend. Como llevo todo el día en la oficina, viajo cada día en bicicleta (conozco a varias personas que lo hacen). Para acortar un poco el camino paso -a pie- por la estación central de NS, lo que también hacen muchos. Así paso de muy cerca varios lectores de tarjetas (están en el pasillo central a las entradas de los andenes). Continuo el viaje pedaleando a Purmerend. Allí, pegado al carril para bicis, hay una parada de autobús, donde se paran autobuses de varias líneas. Es pues muy posible que en el momento que paso por allí hay un autobús parado con la puerta abierta. ¿Es posible que los lectores de la estación de Amsterdam y del autobús lean mi tarjeta inteligente y que me descuenten un viaje que no he hecho?