Estos últimos meses Geert Wilders ha repetido sin cesar que en negociaciones sobre una nueva coalición de gobierno estaría dispuesto a hablar de todos los puntos de su programa electoral, menos de un tema. No aceptaría que se subiera la edad para la jubilación. Debería ser mantenida en 65 años. (Leeuwarder Dagblad, 22 de febrero de 2010)
Sin embargo, a escasas horas de cerrar sus puertas los centros electorales, apenas acabaron de contarse los últimos votos, apenas había comprendido Wilders que su partido PVV (literalmente "Partido para la Libertad", xenófobo y protofascista) había conseguido 24 de los 150 escaños, y ya hizo saber que sí estaría dispuesto a hablar de la edad para la jubilación, si hiciera falta para poder participar en una coalición. ( NRC/Handelsblad, de hoy)
Job Cohen, cuyo partido PvdA (neoliberal, aunque siga autodenominándose socialdemócrata e incluso socialista) tiene mucha experiencia en el arte de la chaquetería, reaccionó acusando a Wilders de "engaño electoral". ( Trouw, de hoy)
Yo preferiría llamarlo 'quebrantamiento de contrato'. Gran número de electores sin duda se ha dejado convencer a dar su voto al PVV precisamente por este punto de vista tan firme. Wilders ha aceptado con gratitud los votos de esos "idiotas útiles", para después echar sus intereses a la basura. Sin duda notará las consecuencias en las siguientes elecciones (espero por lo menos que esos "idiotas" no vuelvan a tropezar dos veces en la misma piedra), pero por el momento se ha conseguido 24 escaños con su timo, con los que podrá contribuir lo suyo a la destrucción de la sociedad neerlandesa.
¿Quién está dispuesto a llevar a ese estafador ante el juez, y a demandar que se anulen los votos al PVV?...
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