Ayer en la Asamblea General de las Naciones Unidas volvió a ser condenado por enesimísima vez el bloqueo económico contra Cuba impuesto por Estados Unidos, con una mayoría aún más abrumadora que nunca antes: de los 192 países representados 187 votaron contra el bloqueo. En favor del bloqueo votaron Estados Unidos (a pesar del Premio Nobel para la Paz para Barack Obama), Israel (inevitablemente, esa nación no se atreve a hacer nada que pudiera molestar a Washington, ya que esos dos se lavan unos a otros las manos, sangrientas de sus crímenes de guerra), Palau (una colonia de Estados Unidos), y se abstuvieron las Islas Marshall (otra colonia de EE.UU.) y Micronesia... (véase p.e. Público de hoy)
¿No habría llegado todavía el momento de cambiar el texto de la resolución? Si p.e. votáramos sobre un bloqueo contra Estados Unidos. Imaginémonos que 187 paises favorecieran un bloque de EE.UU. Eso sí que daría una clara señal, y sería seguramente mucho más eficaz que un Premio Nobel para un presidente con palabras bonitas pero asquerosamente pocas actividades (como ayer dijo un comentarista de la Radio del Sur: "todavía no se le ha visto el queso a la tostada").
Por supuesto hubiera sido mejor que ya hace años se hubiera decidido a ese bloqueo (entonces seguramente nos habríamos ahorrado gran parte de la crisis económica actual), pero por lo menos nos prevendría mucha miseria para el futuro. Toda la población mundial lo agradecería -exceptuando unos miembros suyos inútiles (accionistas, comisarios de empresas, un gran número de políticos, etc.), pero a la hora de la verdad esa gente no hace falta para un mundo de paz (¡al contrario!)- y además ya han pasado demasiado tiempo forrándose a cuenta del resto de la humanidad.
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