
La Iglesia Católica y Antoine Bodar constituyen una pareja horripilenta. Aunque Antoine Bodar asesinara a seis personas en directo en la televisión, se seguiría lavando las manos. Es lógico pues que Bodar considera todo el alboroto surgido alrededor de los abusos sexuales en internados Salesianos de 's Heerenberg para muchachos, que recientemente salieron a la luz, como historietas de una fresa borracha. Su expresión facial dice constantemente: "Estoy seguro de que a todos esos chicos les gustaba terriblemente que fueran manoseados por uno de los ángeles católicos enviados por Dios. Pero nadie menciona ese aspecto, la forma suprema de la caridad. Al contrario, se desacredita la iglesia católica. ¡Qué asco!"
Antoine Bodar es demasiado inteligente como para decirlo así en voz alta. Por consiguiente el presumido disimula al estilo de Wouter Bos: moviéndose de un lado para otro, y dejando todas las opciones abiertas. Al negarse de forma crónica a espontáneamente declararse arrepentido, por lo que a mí se refiere sólo queda un castigo apropiado para la iglesia católica: liquidar este inmoral club. A todos los católicos: ¡dejen a su iglesia en la estacada! Mi Dios se distancia del abuso sexual. De lo contrario se habría hecho macarra. Su Dios merece su respeto.
Ton Broekhuisen (columna publicada en Metro [Países Bajos].)
Traducido del neerlandés por Entrelector; foto por _Tophee_ (de www.Flickr.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario