lunes, marzo 15, 2010

La Iglesia y Antoine Bodar son una pareja horripilenta

Metro se dirige a un público dinámico, desempolvado. Como columnista tengo que tener esto en cuenta. Historias del baúl de mis recuerdos (léase: mi juventud) son inapropiadas. Pero el abuso de niños por el clero católico, por supuesto, también lo es.

No sé cómo funciona mi cerebro. Sólo consta que le falta toda linearidad. De todos modos, la palabra "Solex" de pronto me pasó por la mente cuando la semana pasada el sacerdote homosexual católico (varios sinónimos encadenados) Antoine Bodar contestó a una pregunta de Jan Mulder [periodista] en el programa
DWDD [programa televisivo "Así ha sido la semana"]. Mulder a Bodar: "Tus hormonas ¿verdad que de vez en cuando se apoderan de ti? ¿Cómo lo resuelves?" Respuesta de Bodar: "Sí, para eso soy un ser humano. Me descargo por medio de sueños eróticos. Esto sucede regularmente." Mulder, reaccionando a la confesión de Bodar de que él (por consiguiente) se hace pajas con las manos sueltas:"¿Eso se puede aprender? ¿Se puede alcanzar cierta habilidad en ello?"... Para que se puedan imaginar la idea:un Solex era una bicicleta gruesa con un motorcito vibrante.Y un sillín vibrante. Consejo de Ton para Antoine Bodar: también con las dos manos en el manillar de un Solex uno se puede excitar de manera celibatoriamente responsable. De eso estoy seguro.

La Iglesia Católica y Antoine Bodar constituyen una pareja horripilenta. Aunque Antoine Bodar asesinara a seis personas en directo en la televisión, se seguiría lavando las manos. Es lógico pues que Bodar considera todo el alboroto surgido alrededor de los abusos sexuales en internados Salesianos de 's Heerenberg para muchachos, que recientemente salieron a la luz, como historietas de una fresa borracha. Su expresión facial dice constantemente: "Estoy seguro de que a todos esos chicos les gustaba terriblemente que fueran manoseados por uno de los ángeles católicos enviados por Dios. Pero nadie menciona ese aspecto, la forma suprema de la caridad. Al contrario, se desacredita la iglesia católica. ¡Qué asco!"

Antoine Bodar es demasiado inteligente como para decirlo así en voz alta. Por consiguiente el presumido disimula al estilo de Wouter Bos: moviéndose de un lado para otro, y dejando todas las opciones abiertas. Al negarse de forma crónica a espontáneamente declararse arrepentido, por lo que a mí se refiere sólo queda un castigo apropiado para la iglesia católica: liquidar este inmoral club. A todos los católicos: ¡dejen a su iglesia en la estacada! Mi Dios se distancia del abuso sexual. De lo contrario se habría hecho macarra. Su Dios merece su respeto.

Ton Broekhuisen (columna publicada en Metro [Países Bajos].)

Traducido del neerlandés por Entrelector; foto por _Tophee_ (de www.Flickr.com)

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