Estos últimos días podríamos tener la impresión de que en Washington había empezado a soplar un viento fresco, al menos con respecto a los amigos israelíes. Habían caído unas palabras poco amistosas sobre el ininterrumpido robo del territorio palestino y Obama tampoco había sido demasiado amable con Netanyahu cuando este visitó Washington (ver p.e. CubaDebate de ayer).
Sin embargo resulta que, mientras que Obama le negó a Netanyahu una foto-con-apretón-de-manos, el Pentágono y el ejército israelí estaban concluyendo un negocio armamentista con un valor de unos 350 millones de dólares. Aparte de este negocio todavía están negociando un contrato para la compra de aviones de guerra F35 de Lockheed, con un valor de más de tres mil millones de dólares. (Haaretz, 25 maart 2010)
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