sábado, abril 18, 2009

Pero entonces ¿de qué sirven las Naciones Unidas?

Desde hace años se sabe que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no es más que un brindis al sol. Si no es el representante de Estados Unidos que pone el veto a cualquier resolución que pudiera molestar al compañero de armas Israel, ya lo pone otro miembro, y al final sólo salen resoluciones que no se limitan a dejar claro que las calles se mojan cuando llueve.

Hasta ahora sin embargo tenía más o menos la impresión de que la Asamblea General de la ONU era un poco representativo y sí era capaz de expresar un punto de vista mayoritario.
Hasta que esta mañana leí un artículo en el NRC, por el que comprendí que la Unión Europea tal vez no participe en la conferencia de la ONU sobre el racismo, que este lunes empezará en Ginebra. Cabe señalar que hasta ahora tampoco EE.UU. se han decidido. ¿No será que la UE no se atreve a decidirse sin el beneplácito de EE.UU.?

Antes Israel y el Canadá ya habían decidido no participar, por miedo de que hubiera críticas contra Israel (críticas más que justificadas, porque si Israel contra los Palestinos -¡semitas!- no es culpable de antisemitismo, no sabría lo que implica este concepto). Teniendo en cuenta la actitud servil de EE.UU. y la UE con respecto a Israel (basta pensar en su reacción a las atrocidades israelíes en la franja de Gaza de hace unos meses), no me extrañaría nada que tampoco se presentaran - ridiculizando así toda la conferencia y haciéndola completamente inútil.

EE.UU. y los miembros europeos entretanto ya han preparado una propuesta para la declaración final, entre otras cosas porque no quieren que se ofendan ciertas religiones [?]. ¿Tal vez se vería la acusación de Israel como una ofensa al la religión judaica? El estado de Israel (que a hora y deshora se autodenomina 'el estado judío') desde luego con mucho entusiasmo utiliza este 'argumento' en cualquier situación...

Parece que los diplómatas también se hayan esforzado por preparar esta declaración final, para que estuviera lista antes de que llegara el presidente iraní, para evitar que este les agüe la fiesta. Porque por cierto no quieren que en el párrafo en el que se dice que no hay que olvidar el holocausto, también se condene la esclavitur (como quiere Irán). Se entiende que eso no les caería nada bien a los traficantes de esclavos y los negreros, que sin escrúpulos siguen explotando a los esclavos asalariados de la industria capitalista.

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