El mes pasado cundió una propuesta, que habrá de ser tratada en la próxima reunión de G8 (2009, en Italia). La propuesta implica -en el marco del Anti-Couterfeiting Trade Agreement [Acuerdo antifalsificación comercia] (una norma para procedimientos civiles y penales para la protección de la propiedad intelectual)- un amplio aumento de las posibles medidas contra personas que poseen MP3 o videoclips, etc. ilegalmente bajados.
La idea es que los aduaneros en los aeropuestos pueden examinar ordenadores portatiles, reproductores de MP3 e incluso teléfonos móviles por la presencia de archivos ilegales. (The Telegraph, 10 de julio de este año)
Se habla mucho de la propiedad intelectual, pero es obvio que en realidad se trata de los intereses de la mafia de CDs y DVDs. Aún el año pasado resultó que la fundación neerlandesa (Stichting Thuiskopie), que se constituyó para cobrar (en favor de los artistas y compositores, etc.) un recargo sobre el precio de cassettes y CDs vírgenes, sí cobra el recargo, pero se lo entalega, hasta que los mismos artistas reclamen su dinero. (Webwereld, 29 de marzo de 2.007)
Está claro que se trata sólo del beneficio del comercio, que parece ser tan estúpido que no comprende que -en términos macroeconómicos- no hace ninguna diferencia si la gente intercambia o no ilegalmente música o películas. Uno sólo puede gastar su dinero una vez: en música o películas, o para unas vacaciones, en libros o para pasar una tarde agradable en un buen restaurante. A la economía le importa un bledo en qué se gasta. Todos los cuentos sobre el robo de la propiedad intelectual sólo sirven para disimular que los accionistas de la mafia discográfica se están llenando los bolsillos con dinero que en realidad sobre todo pertenece a los artistas.
Lo que es más, si se llega a imponer multas, como las astronómicas en EE.UU., de las que a veces leemos en la prensa, eso tendrá consecuencias nefastas para la economía mundial, que ya ahora no está muy bien de salud (eufemísticamente hablando) - y el dinero de esas multas sólo llegará a parar en bolsillos que ya ahora revientan del dinero...
Y aún no he mencionado la cuestión de cómo esos aduaneros podrán ver si tienen que ver con archivos bajados ilegalmente (aparte de que en los Países Bajos hasta ahora sólo es ilegal subir archivos con derechos de autor y no bajarlos) o con MP3's que he copiado de mis propios CD's de música of de mis viejos discos de vinilo...
La idea es que los aduaneros en los aeropuestos pueden examinar ordenadores portatiles, reproductores de MP3 e incluso teléfonos móviles por la presencia de archivos ilegales. (The Telegraph, 10 de julio de este año)
Se habla mucho de la propiedad intelectual, pero es obvio que en realidad se trata de los intereses de la mafia de CDs y DVDs. Aún el año pasado resultó que la fundación neerlandesa (Stichting Thuiskopie), que se constituyó para cobrar (en favor de los artistas y compositores, etc.) un recargo sobre el precio de cassettes y CDs vírgenes, sí cobra el recargo, pero se lo entalega, hasta que los mismos artistas reclamen su dinero. (Webwereld, 29 de marzo de 2.007)
Está claro que se trata sólo del beneficio del comercio, que parece ser tan estúpido que no comprende que -en términos macroeconómicos- no hace ninguna diferencia si la gente intercambia o no ilegalmente música o películas. Uno sólo puede gastar su dinero una vez: en música o películas, o para unas vacaciones, en libros o para pasar una tarde agradable en un buen restaurante. A la economía le importa un bledo en qué se gasta. Todos los cuentos sobre el robo de la propiedad intelectual sólo sirven para disimular que los accionistas de la mafia discográfica se están llenando los bolsillos con dinero que en realidad sobre todo pertenece a los artistas.
Lo que es más, si se llega a imponer multas, como las astronómicas en EE.UU., de las que a veces leemos en la prensa, eso tendrá consecuencias nefastas para la economía mundial, que ya ahora no está muy bien de salud (eufemísticamente hablando) - y el dinero de esas multas sólo llegará a parar en bolsillos que ya ahora revientan del dinero...
Y aún no he mencionado la cuestión de cómo esos aduaneros podrán ver si tienen que ver con archivos bajados ilegalmente (aparte de que en los Países Bajos hasta ahora sólo es ilegal subir archivos con derechos de autor y no bajarlos) o con MP3's que he copiado de mis propios CD's de música of de mis viejos discos de vinilo...
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