En la página 2 de la edición impresa del Spits de hoy se explica con todo lujo de detalle que nuestro astronauta nacional, Wubbo Ockels, se preocupa mucho por el medio ambiente. Sin embargo no va mucho más lejos que el ciudadano medio que sí tira sus botellas vacías al contenedor para vidrio, pero con la misma alegría se compra un nuevo coche más grande y que gasta aún más gasolina.
Ockels ve grandes ventrajas en los coches eléctricos: "Si se convirtiera todos los coches en coches eléctricos se utilizaría tres veces menos combustible fosil. Prácticamente es posible. La sobrecapacidad de las centrales eléctricas es más que suficiente para cargar todos esos coches por la noche."
Ockels seguro que tenga buenas intenciones, pero se lo toma todo muy a la ligera soltando unas historietas sobre coches eléctricos. Una vida verdaderamente consciente ambientalmente también exige un cambio en las ideas sobre la mobilidad: en vez de utilizar un coche, habría que viajar en el transporte público o en bicicleta, no se deberían de construir hipermercados fuera de las ciudades y pueblos, sino pequeños negocios en los barrios, de modo que no cuesta nada ir a la panadería de la esquina para un pan.
Y también esa sobrecapacidad de las centrales eléctricas con un poco de fantasía se podrá utilizar y almacenar mucho más sencilla y útilmente.
Tal vez Wubbo tenga buenas intenciones, pero no se atreve a sacar la conclusión de que sencillamente se tendrá que terminar con el consumismo (y por consiguiente con el capitalismo)...
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