Ante la enésima ilegalización de un partido de izquierdas (esta vez la víctima ha sido Iniciativa Internacionalista, ver mi artículo Puede que Franco esté muerto, pero su mentalidad sigue activa de anteayer) , ya no puede quedarse callada la voz de Radio España Independiente, estación pirenaica (mejor conocida como «La Pirenaica»), que desde 1941 hasta el 14 de julio del año 1977 informó a España de lo que pasaba dentro y fuera de España, sin ser molestada por la censura franquista. En su emisión de despedida justificó su desaparición por el restablecimiento de la democracia en España.
Parece reinar ya tanto el miedo que hasta ahora no he oido ninguna protesta de los parlamentarios, cuyos partidos sí consiguieron pasar el embudo de la Ley de Partidos (del año 2002), bautizada con el agua bendita del Partido Popular y de la cadena episcopal COPE, pero también con el beneplácito del PSOE y la gran mayoría de los otros partidos (¡sólo hubo 16 votos en contra!).
No vaya a ser que a fuerza de la repetición casi ininterrumpida de las palabras mágicas 'la banda terrorista' se cumpla en Españo lo que ya dijo Adolf Hitler en «Mi lucha» de que una mentira suficientes veces repetida se convierte en verdad. En este caso hasta el punto de que la idea de una mayor autonomía o la independencia de una parte del actual estado de España, ya se considera como un sinónimo del uso de bombas, como el otro día sugerió Alfredo Pérez Rubalcaba (TV3, 16 de mayo).
No soy partidario de ninguna forma de violencia, pero si a un pueblo o al menos una parte representativa suya, se le imposibilita ejercer libremente sus derechos civiles, llegará el momento en el que no queda más remedio que recurrir a la violencia. La verdad es que no me extrañaría nada que el orden establecido hasta se contente por cada atentado de ETA, por pequeño que sea, ya que cada vez les brinda otra oportunidad para repetir que ya lo habían dicho, que ETA no es más que una banda terrorista.
No señores/as, son actos desesperados de un grupo de la población, al que no le dejan que se exprese por vías democráticas.
Que el postfascista Partido Popular quiera exterminar cualquier pensamiento independentista no es de extrañar: estos herederos de la ideología del dictador Franco parece que todavía no hayan comprendido (y tal vez nunca logren comprender) que el imperio español dejó de existir en el año 1898.) Pero ¿cómo es posible que los socialdemócratas, los comunistas y tantos otros grupos que sufrieron la dictadura, se unan a la voz centralista del PP - o al menos no protestan contra ella?
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