La actual confusión en el terreno económico, que es una consecuencia directa de la confusión del capitalismo mundial ante los numerosos problemas que no es capaz de resolver, le brinda todas las oportunidades a una organización revolucionaria, que estuviera dispuesta a hacerse cargo de esta tarea.
No hay ningún problema social que no se puede resolver, siempre que la iniciativa para su solución se base en la idea de la organización autónoma, de la libertad individual y de la comunidad, del federalismo antiautoritario. [...]
La situación crítica con la que actualmente se ve confrontado cualquier país, dificultades en las que siempre se trata del ser o no ser de todo el sistema existente, exige ineludiblemente del movimiento obrero revolucionario, tanto de un país como de otro, el coraje de introducir soluciones heroicas y de buscar las posibilidades prácticas para realizar estas soluciones.
(Alexander Schapiro, De politiek der Internationale [La política de la Internacional], publicado en el Syndicalistisch Jaarboekje [Anuario Sindicalista] 1932)
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