Sin duda no era una casualidad que Sadam fuera condenado a todo gas por un asesinato ordenado por él en el año 1982, ni que la condena se ejecutara con la misma velodicad. De este modo no hacía falta perseguirle p.e. por las masacres con gases tóxicos en Halabja (1988). Así no existiría el riesgo de que llegase a sacar a luz el papel sospechoso de EE.UU. como suministrador de gases tóxicos (o sus componentes químicos).
Al fin y al cabo también se asesinó a Lee Harvey Oswald antes de que tuviera la oportunidad de tirar de la manta acerca de su papel en el asesinato de John F. Kennedy.
Me parece que esté llegando la hora para aislar EE.UU. del resto del mundo. Mirándolo bien estas últimas décadas no ha habido ningún conflicto en el mundo sin que EE.UU. estuvieran implicados de alguna manera sospechosa.
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