El 4 de mayo se conmemoran cada año en el total de los Países Bajos los neerlandeses que desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial han perdido la vida por guerras.
Su real Bea y su hijo Willem-A. p.e. depositaron una corona en el "Monumento Nacional" de la plaza Dam en Amsterdam. También varios otros políticos hicieron lo posible para (aparentar) mostrar muchísimo respecto por los muertos.
Muy a mi pesar oí que hicieron hincapie en los militares neerlandeses que perdieron la vida en la guerra de Afganistán, mientras que ningún político tuvo la sinceridad y el coraje de señalarse a sí mismo con el dedo, porque la sangre de esos militares muertos, al igual que la de los centenares de afganos matados (en muchos casos civiles) mancha las manos de los políticos neerlandeses, de los mismos que ahora con rostros impasibles nos ofrecen unos lugares comunes de coraje y tristeza
¡Qué asco! ¡Qué espectáculo más hipócrita! Si de verdad se hubieran preocupado tanto por esas víctimas de guerra neerlandesas, por lo menos habrían procurado nunca participar en esa guerra colonial y en todos los sentidos ilegal de la bande de Bush, y desde luego no habrían tomado la responsabilidad de dos (¿o más?) años más de matanzas.
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