sábado, septiembre 16, 2006

Países no alineados

Los países no alineados son, según explica el Diccionario de la Real Academia, aquellos que proclaman su neutralidad; esto es, los que no toman partido en un conflicto o disidencia.


La XIV cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), que comenzó en La Habana el 11 de septiembre de este año, y que acogía en estos días a dos nuevos miembros (Haití y St. Kitts y Nevis), todavía ve lejanas algunas de sus antiguas metas como: La paz, el desarrollo, la cooperación económica, la democratización de las relaciones internacionales…


Estos países (más de 110) se unieron, desde un principio, para reivindicar la verdad y la transparencia, para defender el derecho a la independencia, a la libre determinación, a la justicia social, a la igualdad; también para defender el derecho a la alimentación, a la educación, a la salud, a la dignidad. Para defender la democracia real, la participación verdadera y el disfrute real de todos los derechos humanos.


¿Y por qué ven lejanas sus metas? Pues por lo que todos conocemos. Porque la situación internacional actual, por mucho que nos la disfracen, es cada vez más preocupante. Los problemas mundiales, lejos de disminuir, se incrementan cada día con más fuerza.

Si hace 45 años, cuando la Guerra Fría polarizaba a una parte considerable de la Humanidad en dos bloques antagónicos, resultaba necesario y posible potenciar el concepto de la no-alineación, hoy en día el unipolarismo y el hegemonismo prevaleciente en las relaciones internacionales y en el proceso de globalización neoliberal, obliga a fortalecer los esfuerzos de los países del Sur para potenciar su unión, su solidaridad, y su cohesión, con vistas a incidir en los acontecimientos internacionales. No hay otra manera de atreverse a desafiar (en la medida en que lo hacen) al gigante neoliberal por antonomasia.


Los no alineados sostienen que bastan unos pocos ejemplos para describir lo absurdo y lo tremendamente cruel del actual orden internacional que se nos ha impuesto (y debemos remarcar esto). Así, el vicepresidente cubano Carlos Lage Dávila exponía, en la inauguración de la reunión de los cancilleres del movimiento de los países no alineados, que: Se invierten anualmente, en gastos militares, más de un millón de millones de dólares y, al tiempo, mueren cada año 11 millones de niños de enfermedades que se pueden prevenir o curar. Se consume otro millón de millones de dólares en publicidad comercial, mientras 860 millones de seres humanos en el mundo no saben leer ni escribir. Los países ricos destinan 17 mil millones de dólares todos los años para alimentos de animales domésticos y más de 800 millones de personas van a dormir todos los días con hambre.


Y yo les pregunto: ¿Tiene sentido todo esto? ¿De qué lado están ustedes? Y todos sabemos, claro que sabemos, de qué lado estamos. Estamos del lado de los países ricos (al menos estatalmente) aunque España esté como invitada en esta XIV Cumbre. Estamos del lado del gasto militar desorbitado, de las nuevas presiones y de las campañas mediáticas, de las inversiones descomunales en comida para mascotas y alimentos de régimen, cuando millones de personas mueren de hambre y de sed. Estamos alineados (todos los que consentimos estamos colaborando) con el eje del mal (ese del que hablaba nuestro vecinito Bush); que no es otro que nosotros mismos. Todos y cada uno de los gobiernos (y de los ciudadanos que eligen esos gobiernos) son responsables de lo que está sucediendo en el mundo.


Tenemos que decidir, porque en la vida llega un momento en que hay que posicionarse y tomar partido, de qué lado vamos a querer estar. Tenemos que decidir si vamos a seguir atormentándonos cada vez que vemos los reportajes y las fotografías de millones de personas que viven en condiciones deplorables o vamos a tomar las riendas y vamos a actuar. Muchos pensarán que no se puede luchar, otros pensamos que sí. Que hay otras formas de entender la realidad, que hay otras formas de transformarla. Solos no podemos, unidos sí. Eso fue lo que pensaron hace 45 años los fundadores de la MNOAL.

© Cristina Caramés Espada (columnista del Diario de Ferrol), publicado con permiso de la autora

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