
Jaap de Hoop-Scheffer, el impotente secretario general de la OTAN, ayer ya nos había dado a entender que la guerra en Afganistán no es la "guerra de Obama", sino "nuestra responsabilidad colectiva" (ver la página 5 de la edición impresa del Metro de hoy).
Es cierto: un poco de razón sí que tiene este Hoop-Scheffer. No es la guerra personal de Obama, pero en este punto se termina su razón, porque esa guerra ciertamente no es 'nuestra responsabilidad'. La iniciaron Estados Unidos por una pretendida relación entre unos atentados, que afirmaron que habían perpetrado (pero que en realidad no pudieron haber perpetrado) agentes de Al Q'aida. Y Al Q'aida a su turno es un grupo entrenado por el servicio secreto estadounidense CIA para la realización de atentados. Por consiguiente, de cualquier lado que se mire, si en los atentados del 11 de septiembre de 2001 se trataba de operaciones de 'bandera falsa' perpetradas por (o a sabiendas de) la banda de Bush, o si efectivamente los había llevado a caba (por muy improbable que sea) Al Q'aida, la responsabilidad de esos atentados está completamente del lado de Estados Unidos (alias la internacional capitalista). Y por consiguiente toda la responsabilidad para la solución de la guerra en Afganistán también está en manos de Estados Unidos.
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