Ayer varios periódicos (ver p.e. NRC y El País) comunicaron que Venezuela había comprado 92 tanques y misiles antiaéreos a Rusia. Al igual que a Hugo Chávez, también a mí eso me parece una consecuencia lógica de los intentos de Estados Unidos de poner a Venezuela (pero también a Bolivia, Ecuador y el Brasil) bajo presión militar por su uso acordado de nada menos de siete basis militares en Colombia, después de que ya disponen de bases de la OTAN en las Antillas Neerlandesas. (ver p.e. Rebelión del 30 de julio de este año).
Según las afirmaciones desdeñosas del entonces ministro neerlandés de guerra, Henk Kamp, sobre las fuerzas armadas venezolanas, hasta el ejército neerlandés podría parar sin problemas un ataque venezolano [a las Antillas Neerlandesas] (ver Elsevier, 9 de marzo de 2006). Por consiguiente, para poder resistir un ataque por Estados Unidos y su legión extranjera, la OTAN, lamentablemente es imprescindible que Venezuela invierta mucho dinero en armas.
No obstante hay "criticos" que sugieren que de esta manera Venezuela iniciaría una carrera armamentista en la América Latina. Esos "criticos", cuyos nombres no aparecen en el artículo del NRC, son sin duda los mismos cabezas vacias (o mentirosos perversos) que también opinan que Israel tiene el derecho de "defenderse a sí mismo" contra los pocos tubos de estufa volantes que Hamás lanzó al azar a Israel y que apenas si causaron daños.
El diario venezolano El Universal ayer cito a Ian Nelly, un portavoz del estadounidense ministerio de asuntos exteriores: "Nos preocupa el deseo que ha manifestado Venezuela de incrementar su arsenal armamentístico, que creemos que supone un serio desafío a la estabilidad en América Latina". También esta afirmación deja de lado estúpidamente la grave amenaza que constituyen para esa misma estabilidad las siete bases militares de EE.UU. en Colombia.
Hoy también se ha expresado en el mismo sentido la ministra estadounidense de asuntos exteriores Hillary Clinton (Reuters y El Universal de hoy).
Al igual que los títeres capitalistas, que por mayor comodidad olvidan que los tubos de estufa de Hamás son una desesperada reacción a (y la consecuencia de) los crímenes de guerra que Israel ya lleva perpetrando contra los palestinos desde hace más de 60 años, estos "críticos" también olvidan que en el 2002 se realizón (con ayuda de la CIA) un -afortunadamente fracasado- golpe de estado contra Hugo Chávez y que demasiadas veces se utilizan palabras amenazadoras contra el legítimo presidente venezolano - también por el ministro neerlandés (ver arriba). La técnica consiste simplemente en dejar de lado la causa primaria de todas las tensión (la actitud de Estados Unidos cara a Venezuela, o los crímenes de guerra israelíes contra los palestinos) y considerar la reacción a estas causas primarias como un espontáneo e incomprensible acto de agresión contra los tan inocentes Estados Unidos e Israel.
Un objetivo secundario del régimen estadounidense sin duda será la idea de que vale la pena repetir el mismo truco que finalmente forzó a la Unión Soviética a hincar la rodilla. El truco es muy sencillo y consiste en que EE.UU. gastan tanto dinero en armas para amenazar al "enemigo" (y hay más que suficiente dinero en EE.UU., porque su población parece existir sólo para ser explotado ilimitadamente) hasta que el "enemigo" se quede sin fondos para mantener su propia población.
El mismo truco se está realizando ahora cara a Rusia, rodeando el país por nuevos estados miembros de la OTAN y construyendo un "escudo de misiles" en Polonia y Chequia (llamadamente para protegerse contra el Irán).
Y ahora que ha bajado drásticamente el precio del petróleo (y por ende los ingresos de Venezuela), parece haber llegado el momento para también presionar a Venezuela para que gaste para la compra de armas el dinero que está destinado a mejorar la vida de la población venezolana. Sin duda en la expectativa de que la población querrá destituir a Hugo Chávez...
Según las afirmaciones desdeñosas del entonces ministro neerlandés de guerra, Henk Kamp, sobre las fuerzas armadas venezolanas, hasta el ejército neerlandés podría parar sin problemas un ataque venezolano [a las Antillas Neerlandesas] (ver Elsevier, 9 de marzo de 2006). Por consiguiente, para poder resistir un ataque por Estados Unidos y su legión extranjera, la OTAN, lamentablemente es imprescindible que Venezuela invierta mucho dinero en armas.
No obstante hay "criticos" que sugieren que de esta manera Venezuela iniciaría una carrera armamentista en la América Latina. Esos "criticos", cuyos nombres no aparecen en el artículo del NRC, son sin duda los mismos cabezas vacias (o mentirosos perversos) que también opinan que Israel tiene el derecho de "defenderse a sí mismo" contra los pocos tubos de estufa volantes que Hamás lanzó al azar a Israel y que apenas si causaron daños.
El diario venezolano El Universal ayer cito a Ian Nelly, un portavoz del estadounidense ministerio de asuntos exteriores: "Nos preocupa el deseo que ha manifestado Venezuela de incrementar su arsenal armamentístico, que creemos que supone un serio desafío a la estabilidad en América Latina". También esta afirmación deja de lado estúpidamente la grave amenaza que constituyen para esa misma estabilidad las siete bases militares de EE.UU. en Colombia.
Hoy también se ha expresado en el mismo sentido la ministra estadounidense de asuntos exteriores Hillary Clinton (Reuters y El Universal de hoy).
Al igual que los títeres capitalistas, que por mayor comodidad olvidan que los tubos de estufa de Hamás son una desesperada reacción a (y la consecuencia de) los crímenes de guerra que Israel ya lleva perpetrando contra los palestinos desde hace más de 60 años, estos "críticos" también olvidan que en el 2002 se realizón (con ayuda de la CIA) un -afortunadamente fracasado- golpe de estado contra Hugo Chávez y que demasiadas veces se utilizan palabras amenazadoras contra el legítimo presidente venezolano - también por el ministro neerlandés (ver arriba). La técnica consiste simplemente en dejar de lado la causa primaria de todas las tensión (la actitud de Estados Unidos cara a Venezuela, o los crímenes de guerra israelíes contra los palestinos) y considerar la reacción a estas causas primarias como un espontáneo e incomprensible acto de agresión contra los tan inocentes Estados Unidos e Israel.
Un objetivo secundario del régimen estadounidense sin duda será la idea de que vale la pena repetir el mismo truco que finalmente forzó a la Unión Soviética a hincar la rodilla. El truco es muy sencillo y consiste en que EE.UU. gastan tanto dinero en armas para amenazar al "enemigo" (y hay más que suficiente dinero en EE.UU., porque su población parece existir sólo para ser explotado ilimitadamente) hasta que el "enemigo" se quede sin fondos para mantener su propia población.
El mismo truco se está realizando ahora cara a Rusia, rodeando el país por nuevos estados miembros de la OTAN y construyendo un "escudo de misiles" en Polonia y Chequia (llamadamente para protegerse contra el Irán).
Y ahora que ha bajado drásticamente el precio del petróleo (y por ende los ingresos de Venezuela), parece haber llegado el momento para también presionar a Venezuela para que gaste para la compra de armas el dinero que está destinado a mejorar la vida de la población venezolana. Sin duda en la expectativa de que la población querrá destituir a Hugo Chávez...
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