El Simon Wiesenthal Center, que cada vez más está manchando el nombre del gran cazador de nazis, esta vez se queja - en un comunicado de prensa del 3 de septiembre- del hecho de que también en Canadá cada vez hay más resistencia contra la política criminal del estado de Israel. Esta vez se trata de una declaración en protesta contra propaganda israelí en el festival de cine de Toronto.
Sin embargo cuando hasta el ministro neerlandés de Asuntos Exteriores, Maxime Verhagen, quien a primeros de este año con respecto a los crímenes de guerra israelíes en la franja de Gaza se atrevió a declarar que, basándose en "toda la información disponible" tenía la impresión de que Israel respetara el derecho de guerra humanitario, y que ese país se limitara "legítimamente" a la eliminación de Hamás para evitar más ataques contra ciudadanos israelíes (de Volkskrant del 9 de enero de 2009) y que por supuesto Israel tiene el derecho de defenderse, ahora "reacciona con un rechazo tajante al proyecto israelí de ampliar los asentamientos en el territorio palestino ocupado" (NRC/Handelsblad, de hoy), está claro que está pasando algo bien grave.
Sería mejor que el Simon Wiesenthal Center - y por supuesto el estado de Israel - por fin empezara(n) a preguntarse todo lo que no cuadra en sus ideas. Era horrible que los nazis en los años 1930 y 1940 (con la callada aprobación de la iglesia de Roma, que también despues de 1945 ayudó a muchos nazis a escaparse) intentaran exterminar a todos los judíos, pero eso de ningún modo justifica una repetición de esos horribles crímenes, aunque esta vez contra los palestinos y perpetrados por el estado de Israel (que asquerosamente -sin duda por motivos de relaciones públicas- se presenta como 'el estado judío', un término que por otro lado demasiadas veces es copiado a ojos cerrados por la prensa controlada neerlandesa y de otros países).
Como es obvio que el estado de Israel no es (y nunca ha sido) capaz de pensar inteligentemente, sólo queda una solución: juzgarlo incapaz de obrar. Por eso es importantísimo que Estados Unidos, cuyo nuevo presidente prometió a tan viva voz "Change" [cambio], de verdad empiecen a realizar ese cambio. ¿Apostamos a que desde Washington no vendrán más que protestas ambiguas y vagamente formuladas? Por consiguiente no queda más que una sola solución: que todo el resto del mundo aisle completamente a Estados Unidos. Esta es una excelente oportunidad para la Unión Europea para dar el primer paso, demostrando así el alto valor que da a los Derechos Humanos y a la Democracia...
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