Después de que anteayer habían sido detenidos en Bélgica catorce sospechos terroristas, que habrían tenido la intención de liberar a un Tunesí condenado por terrorismo de la prisión de Aarlen, pudimos oir en los boletines de noticias de la radio neerlandesa cómo el terrorismo ya había llegado a las fronteras de nuestro país. Mientras tanto ya se sabe que los catorce fueron puestos en libertad, por falta de pruebas, pero es significativo que el Volkskrant nos lo comunica bajo el título de Belgische terreurverdachten weer vrij [Sospechos terroristas belgas de nuevo en libertad], o sea que siguen siendo sospechos terroristas, a pesar de esa falta de pruebas. No habrá pues sido sin necesidad (eso al menos es lo que hemos de pensar), que la policía belga ha registrado la prisión de Aarlen, buscando armas y explosivos (sin por eso encontrar nada) (de Volkskrant de ayer).
La motivación de esta oleada de detenciones es -según la esposa (también entre los detenidos) del Tunesí que no ha sido liberado- que entre otras cosas contactos telefónicos con él hayan sido interpretados incorrectamente como preparativos para un atentado. (De Morgen de hoy) Eso es pues lo que pasa, cuando las autoridades pueden espiar a todos y todo con la posibilidad de fantasiar a su gusto.
Mientras tanto en el país con las autoridades más terroristas del mundo, los Estados Unidos, están avisando a sus ciudadanos en Bélgica que más vale que tengan mucho cuidado (De Morgen de hoy).
Un poco ridículo sé es semejante aviso, porque en Estados Unidos un ciudadano corre más riesgo de parte de las mismas autoridades que en Bélgica por el terrorismo...
Y si todavía no estamos lo suficientemente aterrorizados como para gustosamente sacrificar nuestros restantes derechos civiles, pronto habrá otros atentados. Tengo la impresión de que ya se están entrenando para ellos. Recordad p.e. esos cables de alta tensión puestos fuera de servicio por un helicóptero del ejército neerlandés hace poco más de una semana...
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