Es que desde luego es muy triste para esos pobres accionistas. Sin embargo cuando hace varios años podían forrarse por unos centavos, no se les oía quejar, porque era absolutamente justificado sacar grandes beneficios del comercio de acciones. No había que olvidar que los accionistas corren grandes riesgos y que esos riesgos han de ser compensados propiamente. No obstante, ahora que tienen que enfrentar esos 'grandes riesgos' de repente se ponen de uñas. No es lo que se diría una actitud deportiva...
¿No va siendo hora para terminar de una vez con todo ese comercio de acciones y devolver la propiedad de las empresas a los que se esfuerzan produciendo los productos, los trabajadores? No sólo son ellos los que hacen posible que se saquen los beneficios, sino también los que reciben los primeros palos cuando la especulación causa problemas.
Sobre los agarrapelas en general se habla hoy en un tono positivo:
En un artículo propio (escrito por Patrick Pouw) el Metro de hoy (en la página 3 de la edición impresa) menciona una acción contra la 'Feria del Millonario'planeada para el día 11 de diciembre (¡Esa no es la acción de la escribí hace unos días!). Yves Gijrath, el organizador de esa fiesta de fantoches, estima que la acción (que el Metro atribuye a "anarquistas") no causará grandes problemas. Por otro lado reproche a "la gente" que "olvidan que hacemos increíblemente mucha beneficiencia en la feria. Estamos enormemente comprometidos socialmente."
Me gustaría saber en qué consiste su compromiso social. ¿Tal vez alquilando pequeñísimas habitaciones a estudiantes por precios abusivos? ¿O lavando dinero del narcotráfico? ¿O acaso esforzándose para que se les conceda una prestación a los trabajadores que despedieron porque la empresa de la que son directores no hacía tanto beneficio como querían? ¿O se refieren tal vez a las sumitas que giran a fondos benéficos, porque son fiscalmente deductibles?
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