El artículo siguiente, escrito por Ludo De Brabander, fue publicado
el día 28 de noviembre en Vrede.be
el día 28 de noviembre en Vrede.be
La situación en la franja de Gaza está adquiriendo proporciones dramáticas. Desde el día 4 de noviembre Israel está sometiendo a Gaza a un bloqueo aún más estricto como reacción a ataques con cohetes. Sólo se permite la entrada de suministros humanitarios, y aún entonces sólo a cuentagotas. Después de un ataque con cohetes también se retienen los suministros humanitarios temporalmente. El subministro israelí de defensa, Matan Vilnai, avisó a principios de este año que el destino de los palestinos bien podría terminar en ‘un Shoah’. Aunque posteriormente matizó que había querido decir ‘una catástrofe’, su expresión se aproximaba aterradoramente a la realidad. Representantes de las Naciones Unidas hablan de un “bloqueo contra las mismas Naciones Unidas” y de un “atentado contra la dignidad humana”.
Aunque los centenares de ataques con coheten causan proporcionalmente pocas víctimas (un por medio de dos muertos al año), llevan a Israel a la desesperación. Pero también constituyen un argumento de ensueño para tratar a la población con mano dura, atacando así Hamas, que controla el pequeño enclave. Tan sólo en el año 2006 la violencia israelí en la franja de Gaza causó la muerte de 141 menores. Pero también la muerte lenta busca sus víctimas. Actualmente hay 400 pacientes críticos que no pueden salir de la franja de Gaza para los cuidados médicos que necesitan urgentemente. Los hospitales locales ya no disponen de las medicinas necesarias. Los pocos combustibles que aún alcanzan esta prisión inmensa con 1,5 millones de habitantes, son absolutamente insuficientes para abastecer a la población de electricidad. Las interrupciones diarias de la electricidad son la causa de que el 40% de la población sólo recibe agua potable una vez cada cuatro días.
“La idea es de someter a los palestinos a una dieta rigurosa, pero que no les haga morirse de hambre”, en las palabras de un asesor del primer ministru israelí de hace dos años. ¿Hasta qué punto ya nos hemos acercado a esa escandalosa verdad hoy en día? Según la Cruz Roja el 70% de la población sufre las consecuencias de la escasez de alimentos. Aquí no se trata de alguna catástrofe natural, sino de una política impuesta conscientemente de un país que se enorgulloce de ser la única democracia de Oriente Medio. Desde que Hamas ganó las elecciones los artículos de vital importancia sólo llegan con cuentagotas. La economía ha sucumbido bajo el bloqueo israelí que ya está en vigor desde hace más de dos años. Están desapareciendo los últimos restos de la actividad económica. Según las Naciones Unidas el 95% de las fábricas está cerrado. A menudo los barcos pesqueros palestinos son ametrallados por patrulleros israelíes. A consecuencia de esos ataques ya se murieron 17 marinos desde el comienzo del bloqueo. La medida más reciente consiste en tapar el drama humanitario negándoles la entrada a la franja de Gaza a los periodistas. Según un portavoz israelí la cobertura informativa es ‘deshonesta’.
Este sitio de hambre premeditado y este castigo colectivo de una población entera tiene lugar ante los ojos de la comunidad internacional. Israel puede seguir adelante impunemente, aunque la Cuarta Convención de Ginebra clasifique semejante tratamiento como un crimen de guerra. Informes cuidadosos y bien documentados del informador especial para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y de organizaciones de los derechos humanos son archivados sin consecuencias. Un alto representante de la UNWRA, la Agencia de las Naciones Unidas de Asistencia a los Refugiados de Palestina en Oriente Medio, se expresó duramente: “Gaza está a punto de ser el primer territorio intencionadamente reducido a un desastroso estado de descomposición.”
Los EE.UU. y la Unión Europea han aprobado en principio apoyar esa política de castigo colectivo. Y es así que no ven inconveniente en la firma de toda clase de acuerdos de cooperación con Tel Aviv. Eso por lo menos nos sorprende, porque Israel está saltando flagrantemente los arreglos para la pacificación a las que se comprometió bajo los auspicios de los EE.UU. y la UE, las cuales incluyen p.e. la congelación de las colonias en Cisjordania.
Sin reparos los EE.UU. transmiten cada año ayuda militar para un valor de 2½ miles de millones de dólares a las fuerzas de ocupación israelíes y cooperan en numerosos acuerdos y proyectos de colaboración militar. También Europa parece aspirar a los favores de Israel, y así convirtió a Israel en el socio más privilegiado de la Union Europea (UE) este verano. En la octava reunión del Consejo Asociativo UE-Israel Bruselas ha decido estrechar aún más los vínculos, dando a Israel un llamado ‘upgrade’ a un ‘status especial’. La súplica del primer ministro palestino Salam Fayyad en una carta a sus colegas europeas de no permitir una revaloración mientras que Israel no respete el derecho international y humanitario, no fue escuchado. Sin embargo la conclusión de una delegación de 14 europarlemanterios después de una visita al territorio algo anterior a la decisión europea rezó también: “Sentimos muy claramente que sin una clara señal de mejoras fidedignas y concretas en el terreno, el tiempo todavía no es propicio para una revaloración de las relaciones entre la UE e Israel.” Para la Comisaria Europea de Relaciones exteriores y política europea de Vecindad, Benita Ferrero-Waldner, sin embargo es incuestionable que siempre ha sido la intención de la Comisión Europea tener a Israel en primer lugar en la ‘primera ola’ de la Política Europea de Vecindad (PEV). El embajador Ramiro Cibrián-Uzal, líder de la delegación de la comisión de la UE ante Israel después declaró orgulluso que “la Unión Europea e Israel ahora están viviendo el período más fructífero de una larga historia de colaboración”. Con su actitud las potencias occidentales están socavando el derecho internacional y la política relacionada de la ONU. Mientras que la Agencia de la ONU de Asuntos Humanitarios hace sonar la alarma sobre la obstaculación por parte de Israel de la pesca palestina de Gava, la UE e Israel están negociando con éxito un acuerdo sobre una recíproca diminución de las tarifas aduaneras para productos agrícolas y pesqueras. Es posible que existan explicaciones historicas, políticas y económicas para la actitud europea, pero ninguna de ellas justifica que un pueblo entero sea el objeto de un tratamiento tan vergonzoso.
Traducido por Entrelector y publicado con permiso del autor.
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