En todos los periódicos he podido leer estos últimos días que Israel este fin de semana se iba a retirar, o que mientras tanto se ha retirado completamente del Libano.
Resulta sin embargo que, según un artículo en La Vanguardia de esta mañana, esto no es cierto, porque mantienen un 'pequeño contingente' (unos centenares de soldados, aunque el periódico Haaretz se refiere a unas decenas) en la ciudad de Ghajar que en el año 2000 fué dividida por la 'línea azul', la frontera trazada por la ONU.
Aparte del hecho de que Israel no cumple con el acuerdo desequilibrado del 14 de agosto, el país actualmente también está estudiando posibilidades para ampliar su ofensiva terrestre en la franja de Gaza (La Vanguardia).
Parece que al régimen israeli le falta la inteligencia para comprender que está siguiendo un camino aciago, que tal vez - si tardan demasiado en comprender la realidad - incluso podría llegar a la destrucción del estado de Israel... Las armas, siquiera las más modernas, no son suficientes para imponer victorias. Esto se vió en Vietnam, también se ha visto recientemente en el Libano, y sin duda alguna también se verá en su día en Afganistán y en Irak.
Considerando la ceguera obstinada de Israel, la impotencia de las Naciones Unidas y el afán de agradar a los Estados Unidos de la Unión Europa, por el momento sólo veo una posible solución para Oriente Medio: elecciones democráticas (¡verdaderamente democráticas!) en EE.UU, que produzcan un presidente con una disposición genuinamente democrática y capaz de hacer frente a la industria de armamentos y toda clase de otros grupos escalofriantes. Un presidente de estas calidades estaría dispuesto a dejar de proteger Israel a ciegas, forzando así el país a que abra negociaciones serias con Palestina, el Libano y todos otros enemigos que Israel se está creando.
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