Desde hace varios meses Wij vertrouwen stemcomputers niet [traducción literal: No tenemos confianza en las urnas electrónicas] está intentando conseguir que se anule la posibilidad de utilizar ordenadores (urnas electrónicas) para las elecciones. Estas últimas semanas se han dedicado unas emisiones de la televisión neerlandesa al tema. En ellas se demostró claramente que las urnas electrónicas pueden ser manipuladas y que ciertas señalas de los ordenadores se pueden captar a varias decenas de metros de distancia. El que se pueden manipular se demostró clarísimamente en unas elecciones municipales en un pueblo de la provincia del Brabante del Norte (en este caso se ha procedido penalmente contra el supuesto culpable).
Con lo que respecta a las señales, se pudo detectar con un encaminador cuando se había votado por el partido CDA en un ordenador de la marca Nedap. Con unos esfuerzos debe de ser posible detectar cualquier partido e incluso los nombres de los candidatos elegidos. De esta manera el voto secreto podría convertirse en palabra muerta.
El ministro responsable (Nikolaï, del partido conservador VVD) ha encargado el AIVD (la 'CIA' neerlandesa) que examine los distintos tipos de urnas electrónicas. Esta tarde se ha hecho público que esta investigación había demostrado que los ordenadores de la empresa Sdu no se pueden utilizar, porque transmiten una señal que se puede descifrar muy sencillamente. En cuanto a los ordenadores de la marca Nedap (que se utilizan en el 90% de los municipios) se concluyó que 3 tipos son seguros; el cuarto todavía estaba siendo investigado.
Aparte de esto Nikolaï también ha ordenado que los sitios donde se almacenan los ordenadores estén bajo vigilancia y que los ordenadores se precinten, de manera que no se puedan cambiar o substituir el software y los chips.
Suena bien, ¿verdad?, que se ha averiguado que los ordenadores electorales (aunque sea una menoría) no son seguros, pero los aspectos investigados no impiden que también los ordenadores que no transmiten señales tampoco son una garantía para que elecciones sean democráticas. Es sencillísimo progamarlos de tal manera que (p.e.) la mitad de los votos para el SP [Partido Socialista] se calcule en favor del VVD [partido conservador]. Ya ni siquiera el software se puede controlar democráticamente (en primer lugar por no ser público y en segundo lugar porque sólo hay poca gente capaz de hacerlo), pero incluso si el software (el código fuente) se pudiera examinar, no tendríamos ninguna garantía de que al compilarse el resultado final no sea fraudelento.
Por consiguiente sólo hay una manera verdaderamente democrática para votar: con papel y lapiz. Con este tradicional tipo de elecciones cualquiera puede controlar todo el proceso, desde las urnas vacías antes de que por la mañana se precinten, hasta después del recuento de los votos.
Una forma intermedia aceptable sería con ordenadores que al realizarse el voto imprimen una hoja de papel con el nombre del partido y del candidato elegidos. El elector dobla la hoja y la deposita en la urna. Si hubiera alguna duda sobre el resultado del recuento, se podría controlar el resultado contando las hojas de las urnas. Y de todos modos tendrían que comparar por un muestreo los resultados electrónicos y los imprimidos de cierto número de centros electorales.
El riesgo de la decisión ministerial de hoy es que el régimen ahora alegará que -como se puede ver- el gobierno vigila sobre el proceso democrático de las elecciones, que los ordenadores están protegidos contra manipulaciones y que por consiguiente las elecciones 'son' democráticas. La principal objeción contra las elecciones electrónicas (que un control democrático es imposible) puede fácilmente perderse de vista, aunque sólo fuera porque no es tan espectacular como un juego de ajedrez en un ordenador electoral (como se enseñó en la tele).
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