Nada nuevo bajo el sol vaticano

Cuando hace poco el papa conservador Ratzinger [en España oí a alguien llamerle Nazinger] descomulgó al (igualmente conservador) obispo Williamson, eso promovió un gran escándalo en círculos católicos y entre otra gente. El motivo de este escándalo reside en que Williamson niega el Holocausto y opina que en vez de seis millones de judíos, los nazis asesinaron a 'sólo' 200.000 a 300.000. También niega la existencia de cámaras de gas en los campos de concentración. (Spits, 23 de enero 2009)

Los obispos neerlandeses sin embargo siguen apoyando al papa incondicionalmente... (de Volkskrant, 3 de febrero 2009). Así por lo menos quedan unos pocos (ancianos) neerlandeses que no le abandonan.

Según Lombardi, el portavoz del Vaticano, probablemente el papa no había sido informado bien y sabría sólo que Williamson había sido excomulgado por no haber sido ordenado obispo de manera correcta. (de Volkskrant, 3 de febrero 2009)

Mucho me extraña de todos modos el que todo el mundo se sorprenda tanto por las últimas extravagancias del papa Rata. En estos últimos años, desde que fue elegido papa, ya hizo varias declaraciones 'dudosas', sobre el islam, sobre las iglesias protestantes que en su opinión no eran iglesias, y sobre los homosexuales; y tomó decisiones perjudiciales, como la reintroducción de la misa en latín.

Y también el mismo Vaticano como tal no ha demostrado mucho respeto por la humanidad en p.e. este último milenio. Las cruzadas y la inquisición (a cuya cabeza estaba el señor Ratzinger hasta su elección como papa) son conocidas. Menos conocido puede que sea el papel del papa Pío XII en la Segunda Guerra Mundial, cuando no se prenunció sobre la persecución de los judíos por los nazis (por miedo de que Hitler perseguiera a los católicos en los países ocupados por los nazis).

Este mismo Pío XII jugó un papel importantísimo después de la Segunda Guerra Mundial al permitir que a través de toda clase de instituciones católicas pudieran escaparse importantes criminales de guerra nazis a América, sobre todo a Argentina. (Frank Garbely, El viaje del Arco Iris. Los nazis, la banca suiza y la Argentina de Perón, Editorial El Ateneo, 2003)