Ayer el Parlamento Europeo aprobó la prohibición de la venta de bombillas tradicionales (lámparas incandescentes), porque consumen demasiada energía. Ya el año que viene no se podrán vender bombillas de 100 W y antes del 2012 también habrán de desaparecer las otras lámparas incandescentes de las tiendes. La idea es que primero pasemos a las bombillas de bajo consume, para "a largo plazo" pasar a las lámparas LED. (De Pers de hoy, página 7 de la edición impresa)
Las bombillas de bajo consumo, sobre todo si se usan durante breves períodos (se puede pensar en lavabos y despensas) no tienen tanta eficiencia energética como se pretende. Además -por lo que yo sé- no existen bombillas de bajo consumo que producen tanta luz como una bombilla tradicional de 100 W. Por otro lado las bombillas de bajo consumo usadas contienen mercurio, o sea que caba preguntarse si, analizándolo bien, de verdad contribuyen a mejorar el medio ambiente. Por lo visto tampoco se tiene en cuenta que las bombillas tradicionales producen calor (y las de poco consumo casi nada): en días fríos seguramente llevará a un mayor consumo de energía para la calefacción, aunque tal vez sólo marginalmente.
Aparte de todo eso también se relacionan las bombillas de bajo consumo con toda clase de problemas de salud, como migrañas, lupus (o LES), mareos, episodios epilépticos, hasta cáncer de piel. (ver Mail Online del 4 de enero de 2008)
Uno se preguntaría por eso, porqué no se puede esperar unos años hasta que la calidad de las lámparas LED se haya perfeccionado y su precio haya bajado a un nivel aceptable para que puedan constituir una buena alternativa para las lámparas incandescentes. La respuesta debe ser obvia: Philips y otras fábricas tienen grandes existencias de lámparas de bajo consumo y las quieren vender antes...
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